Procedentes de Francia, los caniches son descendientes del
Barbet, originarios de los pantanos alemanes; y en la Edad Media, fue destinado
para la caza de aves natatorias como el pato o el ganso, de modo que se
seleccionó por características tales como su adaptabilidad al terreno cenagoso
y su resistencia al agua, lo que hace que esta raza, junto con otras sean
llamados perros de agua.
A partir del siglo XVI, los caniches empezaron a ser famosos
por su belleza e inteligencia, sobre todo en diversas presentaciones circenses
y obras de arte de diversos autores como Alberto Durero y Francisco de Goya. En
tiempos de Luís XVI de Francia ya era muy común su presencia en la corte
francesa.
Cachorros de Caniche Toy.
Por cambios en el gusto en cuanto a su apariencia, durante
el siglo XIX se despreció la protección del pelaje que, hasta entonces, tenía
la función de resguardarlo de la hipotermia, por lo que los estilistas
empezaron a crear diversos cortes como el Británico montano y el Continental.
Para los caniches recién nacidos, se inició la costumbre de amputar la cola.
En la Guerra franco-prusiana se empezó la difusión de la
raza como tal, destinada para los millonarios y aristócratas. Solo en el siglo
XX predominaba la variedad Gigante, por lo que posteriormente surgieron con
aprobación de las asociaciones caninas —como el Kennel Club— las variedades
Standard (de escasa difusión desde 1792), Miniatura (1911) y Toy (1957). En los
años finales del siglo XX surgió la raza híbrida de los Labrapoodles
(combinación de caniche con labrador).
En cada lengua, el caniche recibe un nombre distinto:
Inglés: Poodle o
French Poodle
Francés: Caniche o
Chien Canard
Alemán: Pudel
Italiano: Barbone
nano o Barboncino
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